Por: Alfredo Boccia Paz
La longeva hegemonía del Partido Colorado (ANR) en Paraguay no puede entenderse sin atender a procesos históricos de larga duración. Desde el final de la Guerra de la Triple Alianza, la ANR ha moldeado una identidad nacionalista que la ha vinculado estrechamente con el poder, articulando símbolos, narrativas y estructuras que exceden lo meramente político. Este artículo busca explicar cómo la ANR logró consolidar una dominación persistente en Paraguay mediante la apropiación de relatos históricos, símbolos nacionalistas y estructuras de control social, estableciendo un vínculo emocional, cultural e ideológico con amplios sectores de la población. Se identifica que la reivindicación del mariscal Francisco Solano López fue clave para construir un nacionalismo lopista que ayudara a deslegitimar al Partido Liberal, tildándolo de extranjerizante y “legionario”. Intelectuales colorados como O’Leary y Natalicio González desarrollaron una narrativa heroica del pasado que se impuso como doctrina oficial durante el stronismo. El copamiento de la estructura militar, la capacidad de movilización violenta y de control social a través de milicias civiles, propaganda masiva y delaciones, acabaron cimentando una identidad partidaria cuasi religiosa, reforzada por el clientelismo y el pacto con elites económicas. Debido a todo esto la hegemonía de la ANR no responde únicamente a su supuesta "vocación de poder", sino a la articulación eficaz de elementos simbólicos, institucionales y afectivos. Esta combinación ha limitado la alternancia democrática y ha producido un bipartidismo asimétrico, donde el Partido Colorado se mantiene como el actor dominante de la política paraguaya contemporánea.
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